De pequeño pasaba todos los veranos en el campo. Era genial despertarse con el trinar de los pajaros, perseguir libélulas junto al agua, esperar al anochecer para ver las luciérnagas o escuchar a los grillos antes de dormir.
Pero lo que mas me gustaba era observar a las hormigas. Ver como salían del hormiguero en busca de alimento, como seguían su ruta, como "hablaban" entre ellas o como volvían cargadas con la comida. La mayoría seguía el camino marcado. Pero alguna, mas intrépida, se atrevía a dejar la fila y buscar nuevos caminos. Eran divertidas las hormigas.
Hola Tomás: Acabo de entrar en el blog y tus dibujos y tus comentarios me encantan. Ya lo he puesto en mis favoritos para hacerle un seguimiento. Un saludo. PD. Ayer pasamos un buen día todos juntos, a pesar de la cola en el coche. Miles y miles de valencianos tuvieran la misma idea que nosotros de ir a ver los barcos encallados, y es que nosotros, los humanos, también tenemos algo de hormigas. Casi todos vamos a los mismos sitios y se nos ocurren las mismas ideas. Un saludo.
ResponderEliminarTienes razón en lo que dices. Tanto en lo de pasarlo bien como en lo de hormigas que llegamos a ser. Por cierto me alegra que te guste el blog. Saludos.
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